Astrología Infantil
“Cada pequeño es un mundo en sí mismo, con características propias que hay que ayudar a sanar y potenciar.”
Cada niña/o es único y especial. A través de la astrología infantil podemos conocer en detalle cómo actúan los niños. Entendiendo la raíz de sus comportamientos, reacciones emocionales y posibles dificultades; así como sus dones. De esta forma podemos guiarlos, equilibrarlos y potenciar sus talentos naturales.
Comprender por qué algunos niños son más hiperactivos que otros, más tímidos e inseguros, o por qué algunos tienen dificultades para controlar su rabia y frustración; mientras que otros parece que viven en las nubes; es fundamental para poder aceptar y amar a nuestros niños tal y como son, sin exigirles cosas que no son parte de su naturaleza.
Durante la gran parte de la historia de la humanidad los niños se desconectaron de su esencia más pura convirtiéndose en adolescentes y luego en adultos que han perdido en gran parte la conexión con su corazón. Este discernimiento profundo sobre la esencia de cada niño/a nos permite como madres y padres afrontar los desafíos de la crianza con sabiduría, porque comprendemos la individualidad de nuestros hijos/as y porque no proyectamos nuestras propios deseos o heridas en ellos. Este conocimiento nos conecta con una fe profunda de que detrás dificultad o adversidad yace un gran talento.
- Cómo maneja sus emociones, el vínculo que tiene con mamá y qué patrones emocionales está heredando de su árbol familiar.
- Cómo sanar las heridas de inseguridad y baja autoestima presentes en el linaje, que el niño suele hacer propios.
- Cómo han sido las figuras paternas que han existido en el linaje familiar.
- Los patrones familiares los están limitando o condicionando, y cómo los padres pueden empezar a cambiarlos.
- Lo que necesita el niña/o para sentirse seguro y amado.
“La Maternidad es una gran sanadora”
Para que entiendas realmente lo que quiero compartir te voy contar una pequeña historia, la mía. Antes de convertirme en mamá ya había comenzado un proceso de sanación de mi niña interna. Por eso cuando confirmé mi embarazo estaba convencida de estar más que preparada para la gran tarea de traer un ser humano al mundo.
Con estar “preparada” no me refiero únicamente a recursos materiales, sino a la madurez mental y emocional como ser humano para criar en el amor incondicional.
De que el amor era infinito no habían dudas, y con ese gran amor inmenso también aparecieron las preocupaciones que poco a poco se fueron convirtiendo en miedo. El miedo a lo que podría pasar, el miedo a estar haciéndolo mal, el miedo a las caídas y los golpes, y con ello las autoexigencias y la frustración. Todo esto lo vivía internamente, sin hablarlo ni expresarlo, en completa soledad: en una constante conversación mental conmigo misma. Los migrantes que forman sus familias lejos de los suyos me comprenderán, se siente una especie de vacío de soledad.
En el exterior el que me lo mostraba era mi hijo, con repetitivos ataques de llanto casi incontrolables, dormir tranquilos era casi imposible, los paseos en coche eran una tortura. Era como si estuviere en constante intranquilidad.
“El Amor por mi familia es tan inmenso que daría más que la vida por ellos, estoy dispuesta a enfrentar mi propia sombra y transformarme, por mi y por ellos ”
Creo que en algún momento simplemente ya no pude tolerar más negatividad en mi vida. Me rendí ante lo que me estaba pasando. Mi Alma habló y marcó el camino. Me sumergí en un periodo de introspección tan profundo en el que revisé y contemplé cada parte de mi Ser y de mi vida hasta ese momento, me entregé a un proceso de sanación guiado por mi alma. Con la sanación vino también una gran transformación. Mucho murió y renació en mi. Y sin buscarlo ni imaginarlo, poco a poco comenzaron a pasar lo que parecía imposible hasta ese momento: los llantos constantes y el mal humor desaparecieron por completo de nuestros días, mi niño dormía tranquilo y sin mi cuando yo no estaba, el destete se dió de forma natural sin ningún drama. En casa reinaba la armonía y paz. Al haber sanado mis heridas infantiles de abandono yo me sentía amparada por la vida y mi hijo podía sentir esa seguridad genuina, eso le daba una tranquilidad inimaginable, es la fe del amor.
Con el tiempo con mi pareja y papá de mi hijo pudimos notar que en los días en los que yo me sentía energéticamente contraída por alguna razón, aunque no lo exteriorizara, mi niño no se podía despegar de mi ni para ir al baño, era un ataque de nervios y llanto incontrolable. Recuerdo el día en que tuve que volver a mi antigua oficina después de haber renunciado para entregar mis artículos electrónicos de trabajo, fuimos todos en auto y cuando yo me bajé del coche mi niño lloró y gritó desconsoladamente durante los 45 minutos que duró esa reunión. Cuando volví tranquila después de cerrar ese capítulo de mi vida, él se tranquilizó y se reía cómo si no hubiera pasado nada.
Paralelamente yo había retomado mis estudios de astrología después de varios años y descubrí cosas fascinantes. Mi hijo presenta una configuración astrológica muy potente relacionada a la Luna (la Madre) y Neptuno (la sensibilidad). Lo que se traduce a alta sensibilidad a las energías y emociones que percibe en los ambientes y personas, especialmente las de mamá. Es lo que hoy se llama „niños altamente sensibles“. Ahí comprendí lo que significa la astrología evolutiva en esta nueva era para las infancias, la posibilidad de comprender lo que les sucede a los niños/as pero que no saben expresar de otra forma más que con llantos, rabia e hiperactividad.
Paralelamente yo había retomado mis estudios de astrología después de varios años y descubrí cosas fascinantes. Mi hijo presenta una configuración astrológica muy potente relacionada a la Luna (la Madre) y Neptuno (la sensibilidad). Traducido significa que nos puede hablar de una alta sensibilidad a las energías y emociones que percibe en los ambientes y personas, especialmente las de mamá. Es lo que hoy se llama „niños altamente sensibles“. Ahí comprendí lo que significa la astrología evolutiva en esta nueva era para las infancias, la posibilidad de comprender lo que les sucede a los niños/as pero que no saben expresar de otra forma más que con llantos, rabia e hiperactividad.